sábado, 12 de mayo de 2012

El orgullo es el pecado universal

Mis amados elderes y hermanas:


En esta ocasión me gustaría tratar un tema que está entre nosotros y que nos causa mucho daño y quiero citar las palabras de uno de los profetas vivientes; el presidente Uchtdorf enseñó: El orgullo es "el pecado universal". El orgullo es pecaminoso, produce odio u hostilidad y nos coloca en oposición a Dios y a nuestros semejantes. Esencialmente, el orgullo es un pecado de comparación, porque, aunque por lo general comienza con: "Mira que maravilloso soy y qué cosas grandiosas he hecho", siempre parece terminar con: "Por lo tanto, soy mejor que tú".


Cuando nuestro corazón está lleno de orgullo, cometemos un grave pecado, porque violamos los dos grandes mandamientos. En lugar de adorar a Dios y amar a nuestro prójimo, ponemos de manifiesto el verdadero objeto de nuestro amor y adoración: la imagen que vemos en el espejo. El orgullo es el gran pecado de elevarse a uno mismo. Para muchas personas es un Rameúmptom personal, un púlpito santo que justifica la envidia, la codicia y la vanidad. En cierto sentido, el orgullo es el pecado original, porque antes de la fundación de esta tierra, el orgullo hizo caer a Lucifer, un hijo de la mañana "que tenía autoridad ante Dios". Si el orgullo puede corromper a alguien tan capaz y prometedor como él, ¿ no deberíamos examinar también nuestra propia alma?


El orgullo es una cáncer mortal. Es un pecado de acceso que conduce a una multitud de otras debilidades humanas. De hecho, podría decirse que todos los demás pecados son, en esencia, una manifestación del orgullo. Ese orgullo tiene muchas facetas. A algunas personas las conduce a deleitarse en lo que consideran su propia valía, en sus logros, talentos, riquezas o posición. Consideran tales bendiciones como evidencia de que son "escogidos", "superiores" o más "justos" que los demás. Éste es el pecado de: "Gracias a Dios que soy más especial que tú". Esencialmente es el deseo de ser admirado o envidiado; es el pecado de la auto-glorificación. Para otras personas, el orgullo se torna en envidia: miran con resentimiento a quienes tienes una mejor posición, mas talentos o mayores posesiones que ellos. Procuran herir, menoscabar y destruir a otras personas en un desacertado e indigno intento de elevarse a sí mismos. Cuando las personas a quienes envidian tropiezan o sufren, en el fondo se alegran.


Con amor


Presidente Montoya

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